Existen muchos tipos de cicatrices que pueden ser normales o tener complicaciones, dependerá mucho de como las trates y ¡esto puedes hacer para cuidarlas!
Tú que tienes una cicatriz, sabrás que es motivo de preocupación saber cómo quedará al final, más si la herida se encuentra en una zona expuesta como brazos, cara o cuello. Y es que, el proceso de cierre de una herida es más complejo de lo que crees.
Existen diferentes tipos de cicatrices ya que se forman dependiendo de cómo se realiza su proceso de sanación. Hay eutróficas, hipertróficas, queloides y atróficas. ¿Sabes cuál es la tuya? En esta nota conocerás cada una y algunos consejos de cómo cuidarlas.
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Proceso de cicatrización
Para entender mejor en qué consiste una cicatriz y cómo se diferencia una de otra, lo primero es saber cómo se hacen.
Coagulación
La coagulación inicia desde el primer segundo después de que se hace una herida. Funciona como un sistema de emergencia en el que las plaquetas y el colágeno trabajan junto a la enzima trombina para formar coágulos y así, bloquear la sangre y evitar hemorragias.
Inflamación
En esta etapa inflamatoria, el sistema elimina las amenazas, como bacterias y residuos a través de glóbulos blancos. Después, las células macrófagas limpian la herida nuevamente para generar tejido y las células del sistema inmune facilitan la reparación.
Proliferación
La proliferación es una etapa crucial para que la cicatriz se haga adecuadamente. Consta de 3 pasos: regeneración de tejido, reducción de los límites de la lesión y la epitelización o cobertura de la herida.
Maduración
Ya que la herida se limpió y se comenzó a regenerar el tejido, la cicatriz comienza a formarse. Las fibras del colágeno favorecen la flexibilidad y la fuerza. Este proceso de maduración puede durar de 20 días a dos años.
Cicatrices eutróficas
Este tipo de cicatrices son las más comunes pues se crean sin alteraciones. Tienen un aspecto homogéneo y nada texturizado, por lo que es menos notoria. Su color no varía mucho con el tono de piel normal.
Cicatrices hipertróficas
Tienes una cicatriz hipertrófica si ves que resalta a la vista, es dura y tiene un color diferente. Puede picar y tener sensibilidad cuando la tocas. Se produce cuando durante el proceso de sanación hay infecciones, inflamación duradera o traumatismos cutáneos.
Cicatrices queloides
Las cicatrices queloides son más grandes que el tamaño de la herida original. Incluso se pueden sentir duras y verse rojizas, como si estuvieran inflamadas. Se originan debido a alteraciones en el metabolismo del colágeno que participa en la cicatrización.
Cicatrices atróficas
Cuando el colágeno no es suficiente, se produce una cicatriz atrófica que se ve inicialmente como una inflamación de la piel, pero después se presenta fibrosis y cambia de color. Esto se debe a que el proceso de cicatrización se realizó de manera excesiva.
¿Cómo cuidar las cicatrices?
Depende de qué tipo de cicatriz tengas si necesitas cuidados “sencillos” o más dedicados con algún producto que se pueda comprar en una farmacia dermatológica.
Si es eutrófica verás que no hay mucho qué hacer ya que es la cicatriz más normal que no es tan visible ni duele; sin embargo, si se trata de una hipertrófica, queloide o atrófica puedes recurrir a varias alternativas.
Aquí algunas pautas para vivir mejor con tu cicatriz:
- Hidrata tu piel con una crema dermatológica.
- Evita exponer tu cicatriz al sol.
- Si fumas, piénsalo dos veces, ya que hacerlo favorece la resequedad.
- Higieniza la zona para evitar infecciones.
Uno de los productos dermatológicos más aconsejados por los médicos es el KitosCell, un gel con pirfenidona, que es un antifibrótico que actúa como auxiliar en la cicatrización de heridas postquirúrgicas, procesos inflamatorios y quemaduras.
Recuerda acudir a tu médico dermatólogo para establecer un tratamiento adecuado para ayudar a tu herida a sanar o disminuir las molestias de las cicatrices que por alguna razón no se formaron correctamente.
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